jueves, 29 de julio de 2010

Las mañanas de Patricio Vidal

Todas las mañanas son iguales,
lindas, novedosas, especiales.
Siguen reprochando memorales
todo lo que yo hago está mal.

Son muchos pensamientos para una sola cosa,
estoy algo cansado de vivir, en realidad.

Yo que soy un hombre desprolijo
no tengo conflictos con mi ser
porque en la apariencia no me fijo,
piensan que así no puedo ser.

No cambia nada estar un poco sucio,
si mi cabeza es eficaz.
No no no, no no no,
no no no, no no no.

Yo que soy un hombre desprolijo,
no tengo conflictos con mi ser
porque en la apariencia no me fijo,
piensan que así no puedo ser. Ser.

Son muchos pensamientos para una sola cosa,
estoy algo cansado de vivir, en realidad.
No cambia nada estar un poco sucio,
si mi cabeza es eficaz.
Si mi cabeza es eficaz.
Si mi cabeza es eficaz
Pappo

Tengo un dolor de cabeza brutal. Llegue medio obnubilado dado el malestar
que siento y apurado, dada la hora. Sin embargo, te vi en la puerta y dudé
acerca del horario. Bien sabía que entrás más tarde que yo y también sabía
que nunca te había visto antes de entrar a mi trabajo.

Reconozco que tengo un reloj biológico excelente, preciso, pero,
últimamente, me manejo con el celular y a veces me quedo sin batería o se me
desconfigura por alguna razón que aún desconozco.

Es por eso que en mi casa, antes de irme a dormir, tengo como rutina
sacarle la pila al teclado inalámbrico y ponérsela al reloj despertador.
Son, entonces, dos diferentes ruidos los que me despiertan. No obstante,
intercalo de un complejo modo las configuraciones de ambas alarmas y
siempre, pero siempre, me termino levando a las 8.08. Una verdadera
irresponsabilidad.

Hoy me cuesta abrir los ojos de la migraña que me castiga y ya no me
fío ni de mi celular, ni de mi despertador, ni de mi reloj biológico. Tomo como referencia de horario hechos o presencias que suelen reiterarse día a día, casi a rajatabla: el portero se que baldea entre 8.10 y 8.20, la chica linda del 6, está en la parada alrededor de las 8.15 , el kiosco abre a las 8.30, a las 8.40 pasa un tipo en bicicleta y me saluda con dequeira.

¿Cómo concebimos las mañanas? ¿Le otorgamos sentidos novedosos día a día?

Hoy salí rápido de mi casa y sin analizar nada paré un taxi y me vine
desesperado de lo apurado que estaba, comiendo un alfajor y tomando un juguito de
naranja con pajita. El tachero me miraba azorado. Seguro pensaba: ¡mira!
Semejante marmota tomando juguito con una pajita.

A pesar de tu tonadita socarrona y tus gestos de picardía, me hiciste
preocupar y subí apurado: pensé que eran las 10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario